artículo DE LA SEMANA
EL SEGUNDO TIEMPO DE OSCAR RAMÍREZ
Oscar inició su trayectoria como entrenador en Belén, junto a su amigo y ex compañero Mauricio Montero. Del 2003 al 2008 pasaría ser el segundo entrenador o asistente de Hernán Medford en el Deportivo Saprissa. En el 2008 fue el timonel del Santos de Guápiles con el cual ganó el título de la Segunda División y el ascenso a la máxima categoría. El 12 mayo del 2010 asumió las riendas erizas no sin cierta resistencia de su familia y de su propio padre. Luego de un fuerte trabajo de pretemporada, debutaría diez semanas después con un triunfo 2 a 0 contra el Cartaginés.
CDL ¿Cómo llegaste de asistente a Saprissa? ¿Cómo fue tu relación con Hernán Medford?
Por Lonnis y Jeaustin, quizás por agradecimiento o por la relación que años atrás tuve con Jeaustin
En el 2003 que me metí con el hombre ahí. Fue difícil para mí. Yo hasta me metí a la iglesia de Belén y le dije “Dios, Dios mío, ¿qué hago yo con este muchacho? No puedo trabajar, somos el agua y el aceite”. Dejé la mente en blanco y de pronto me vino a la cabeza: Que por chiquitillo en San Ramón no, que toda la problemática que yo tuve para llegar a futbolista… ese día acepté ser el segundo y empezar a trabajar. Acepté que debía tratar con él, conocerlo más fondo, saber cuándo entrarle…. Eso me serviría mucho en la vida de entrenador porque yo comprometo mucho a los asistentes. Juntos hacemos el plan, vemos los videos, yo los tomo mucho en cuenta. Yo planeo. Incluso el trabajo de entrenamientos requiere planeación. Uno necesita organizar un equipo para defender, otro para atacar… Tenemos una forma de trabajo muy diferente.
CDL: ¿Por qué volviste a la Liga?
Algo me decía que debía hacerlo y le dije a mi tata…. “qué va, viejo…. Voy” , y …me metí. Ser uno lo que es, la gente que vivió todo eso conmigo, “Mingo”, “Gato” Alvarez y la gente de abajo con la que siempre me he identificado más. Yo no me defendí, no me interesó hacerlo, pero el tiempo me fue dando espacio…me dio la razón.
CDL: ¿Quién te buscó?
Chalazo siendo directivo y Jorge Bermúdez, quien fue como delegado a un partido contra Santos, allá me lo propusieron. También estaba Juan Vicente (Carvajal).
De entrada, vio la necesidad de emprender un cambio cultural dentro de un plantel que necesitaba conjunto, pues no contaba con grandes figuras individuales. Organizó entonces un conjunto que se mantendría invicto durante más de diez fechas.
CDL: Vos llegaste a la Liga y ya había una sequía, había ansiedad. ¿Cuál fue la clave para ganar cinco títulos?
Si sos observador te he contado muchas. Localizar liderazgos, pero hacer grupo. Generar compromiso y responsabilidad. Pero también un tema de saber ubicar jugadores de acuerdo con un esquema y a sus cualidades. Hay que saber cómo entrarle a cada uno. Me tocó en su oportunidad ejercer …con un jugador como Diego Estrada. Con Argenis. Ni se veía ni se sentía en el camerino, siempre aparte. Me volví hacia Mauricio y le dije: Mau, ese carajillo, ¿qué? ¿Qué se sabe de la familia de él? Supe entonces que debíamos darle cariño y calidez, que se sintiera bien y apoyado. Christian Oviedo, tenía por ejemplo una presencia fuerte en el equipo de Macho Mora. Yo en cambio lo fui ubicando. Al principio iba a quitarles la bola a los defensas. Inicialmente él pensó que yo le estaba robando protagonismo. Le expliqué que antes bien los centrales son quienes manejan la bola, vos sos un volante que debés jugar más adelantado que los centrales porque sos una conexión con los que siguen. Vos tenés espacio afuera.
Vos ves que ahora todo el mundo presiona más arriba. A mí me criticaban muchísimo por salir jugando. Nadie entendía que nosotros vacilábamos a los delanteros, entonces nadie los apretaba arriba. Recuerdo estar en el Saprissa, Johny Acosta con la bola majada y Saprissa del medio campo hacia atrás, no salía nadie del temor de ir a quitarnos la bola. El análisis constante de videos me dio algunas ventajas y me dio el chance de armar un equipo que ciertamente no tenía ni grandes figuras ni jugadores.
Yo hilvanaba las jugadas y los movimientos entre los jugadores. Hacía salidas. Patrick, “Pipo”, Salvatierra, Porfirio y Meneses. Esos cuatro tenían que vacilarme a dos. Si me ponían tres delanteros y un punta, entre los cuatro debían hacer la diferencia, haciéndolos de un lado para otro o generando el espacio, una vez superados los tres, para que alguno de los cuatro lograse entrar al medio campo.
Con “Pipo” pasó que incluso un día Mauricio me dijo que me quería pegar (ríe). Al parecer yo le insistía en una forma de juego que al parecer lo exasperaba, pues si bien tenía condiciones naturales para el oficio de defensor tales como ser rápido, fuerte y buen cabeceador, Patrick le daba la bola y él no sabía distanciarse adecuadamente de los delanteros. La primera bola es como el cebo, es para decirle al rival la bola va ahí…pero a “Pipo” le habían enseñado en Ligas Menores a reventar. La parte técnica no era el fuerte. Poco a poco aprendió a recibirla del portero, darse el espacio y salir del área dejando fuera de foco al delantero.
Me costó con “Pipo” y Salvatierra. Los cambié. Puse a Salvatierra de Central y a “Pipo” de lateral. De esta manera, cada uno notó lo que se sentía en la posición que hasta ese momento tenía el otro. Le advertía a Salva, cómo ubicarse para enfrentar delanteros que trataban de cortar la línea de pase. A “Pipo” le explicaba cómo ayudarle a Salvatierra, retrocediendo unos metros para que la línea de pase fuera más clara. Al hacer un corte, queda un ángulo que no se esperaba y ahí él podía conectar con Salvatierra. A este le explicaba cómo corresponder a esta jugada, pero si el delantero era más vivo y estaba muy estrecho el ángulo, debía retroceder aun más para jugar con “Pipo”.
A Oviedo tuve que retenerlo. Cuando los centrales hacen la diferencia, el que te está marcando a vos tienen que salirles a Johnny o al otro. Cuando le salen a Johnny, movete a la espalda o movete a un costado y ahí, con técnica vos debés salir con balón dominado, ya libre para servir a los compañeros. Si le salían a Johnny debía entonces moverse hacia la espalda o hacia un costado. Con técnica debía salir con balón dominado. A Mc Donald, le dije “ok …salga a pivotear, pero los que están afuera metan diagonales hacia adentro”.
Yo estudiaba y examinaba bien los rivales, sus fortalezas, sus debilidades, su manejo de balón parado. Como un examen y así se lo repetía e inculcaba a los jugadores. Siempre tuve en cuenta que la educación nuestra es de repetición. La formación del jugador costarricense es como la de la escuela, es de repetición. No nos enseñan a pensar. No nos gusta pasar a la pizarra, no nos gusta equivocarnos. Obligan a repetir todo de memoria y a los dos días ya se te olvidó todo. Yo me encontré un grupo con esa tendencia y tenía que entender eso. Cambiar esta cultura, hacerlos despertar, no fue fácil y así fueron mis cinco años en Alajuela.
Lo bonito fue que así se fue armando el grupo y los jugadores vieron que era algo diferente. Cuando corroboran que el trabajo planeado durante la semana se lleva a cabo exitosamente en la cancha, ellos te respetan. Los rivales por su parte vieron que no había formula ni información para enfrentar este tipo de planteamientos.

CDL: Los campeonatos son como los hijos, ¿pero existe alguno que vos por alguna razón querrás más?
El primero, por romper y porque te agrada la tranquilidad del trabajo bien hecho.
Son cinco, pero debieron ser como siete. Aquel del penal de Venegas y el del Verano 2012. Me tocó armar el equipo en el sétimo partido. Con Saprissa estaba Guima, recuerdo que se armó la bronca y me expulsaron a tres, luego dos lesiones. Hasta el juego 11 pude volver a armar equipo. Me faltaron uno o dos puntos.

A finales de diciembre del 2010, disputaría una vibrante serie de final frente un Club Sport Herediano dotado de mayores figuras individuales y de un mayor despliegue ofensivo. El rival fue más generoso en su juego, pero ciertamente omitiría la máxima atribuida a Di Stéfano según la cual “las finales no se juegan, se ganan”. Al minuto 88, luego de ir perdiendo con un certero gol de Víctor “Mambo” Núñez, Argenis Fernández ingresaría un preciso centro desde la banda derecha que Gabas – de zurda- enterraría en el fondo de los cordeles para así alcanzar el empate y la prórroga. En la absorta tensión de la tanda de penales, Oviedo, también de zurda, lograría el reñido 4-3 y la anhelada copa de campeonato número 25, que devolvía la celebración a un Morera Soto que resentía un quinquenio sin saborear campeonatos ni logros de importancia.
Para el 2011 vaticinó: “Vamos a tener una temporada dura y tengo como objetivo fortalecer la zona de retaguardia; los fanáticos de la Liga desean ver un equipo alegre, abierto y ofensivo, pero yo sé lo que se viene y debo tener a mis jugadores preparados para que no se caiga en los momentos difíciles. El campeonato será muy competitivo y además tendremos salidas en la CONCACAF muy complicadas. Los rivales se nos van a venir encima y debemos estar preparados”1.
Ya desde entonces, surgirían las voces de quienes lo acusaban de ser defensivo. De aparcar el “bus” como norma. No obstante, durante las semifinales se avanzaría con un 4 a 2, seguido de un contundente 4-0 contra Herediano en casa, sellando así el pase a la final contra la Asociación Deportiva San Carlos. Dos victorias por la mínima diferencia en ambas tandas de final, permitirían levantar la Copa número 26 y con ella el bicampeonato durante el Campeonato de Verano 2011.
El torneo de invierno 2011 arrancó con Herediano y el Saprissa como favoritos. A pesar de las críticas de la prensa, fue gracias a su decidido enfoque en el trabajo colectivo que fue posible sobrellevar un torneo marcado por suspensiones, lesiones, partidos de ida y vuelta de CONCACAF (Los Angeles Galaxy, el Motagua o el Morelia). La Liga sería el mejor visitante durante todo el torneo conociendo la derrota solo en tres ocasiones ante Santos, Limón y Cartaginés2. Como puntos de alta gallardía futbolística, se tendría el reñido segundo tiempo frente al Saprissa durante la semifinal y el electrizante gol encajado por Argenis Fernández a Donny Grant, luego de un magistral pase de Luis Miguel Valle. Vendría entonces una nueva y acalorada final ante el Club Sport Herediano. Los florenses izaron una enorme bandera propia en una torre de más de 30 metros, al tiempo que distribuían camisetas con el número 22 entre sus aficionados. Víctor “Mambo” Núñez amenazó: “si la Liga quiere ganar el domingo en el Eladio Rosabal Cordero y ser campeón, tiene que llegar “a sudar sangre”. Jafet Soto le secundó: “La Liga fue el mejor de visita, pero en el Estadio Nacional”.
1 Gaetano Pandolfo Rímolo. Nota de Tano. 20 de diciembre del 2011. La República. https://www.larepublica.net/noticia/nota_tano_2011-12-20
2 Solo Fútbol. Especial: LDA campeón del Torneo de Invierno 2011, 21 de diciembre del 2011. http://www.solofutbolcr.com/2011/12/especial-lda-campeon-del-torneo-de.html

Sin contar con la participación de Salvatierra, Gutiérrez, González, Acosta ni Gabas, Patrick Pemberton frenaría dos lanzamientos de penal, en tanto Argenis Fernández, cual lo había hecho dos semanas atrás, inclinaba de manera definitiva la balanza, ejecutando con éxito el último lanzamiento de pena máxima. Llegaba así el título 27 y el tercer tricampeonato de la historia del Club.
Durante el 2012 el engranaje manudo sufrió varios inconvenientes reflejados en una serie de pérdidas consecutivas y así lo evidenciaron. Froylán “Cachorro” Ledezma se lesionó y Everton Cézar no cumplió la expectativa de sustituir a Marcelo Sarvas. Después de obtener el cuarto el título durante el invierno 2012, alegó cansancio mental y físico. Se retiró de la dirección durante todo el torneo de verano del 2013. El equipo se colocaría en un nada honroso quinto lugar de la tabla general pero no logró superar la semifinal. La junta directiva tomaría la decisión de recontratarlo para enfrentar el torneo invierno 2013 cuando Óscar nuevamente guiaría al equipo hacia un nuevo campeonato en la ronda de penales, una vez más, frente al Club Sport Herediano

CDL: ¿Cuáles fueron los jugadores que mejor interpretaron su sistema de juego?
Ariel Soto y Johnny Acosta.
CDL: ¿Como fue tu relación con los medios y el show mediático del momento?
A partir de mi experiencia en el otro lado sabía que los medios siempre están a favor del Saprissa. Nosotros íbamos de primero y se leía titulares como: “Alajuela apenas pudo con ….”. Saprissa, en cambio, iba de quinto, le llevábamos un montón y se leía “Despertó el monstruo”. Entendiendo el medio en el que yo me desarrollaba, utilicé este tipo de coberturas para sacar la sangre y el orgullo de la Liga.
En la final que le ganamos a Heredia, Jorge “La Flecha” Barboza dijo que nos iban a meter cinco. Ese día cuando di la charla les mostré las declaraciones y las camisetas que se habían mandado a hacer con el número”.
CDL: Luego de 30 años en el fútbol, ¿cómo percibís el periodismo actual?
Es más comercial. Antes los periodistas decían lo que pensaban, se equivocaran o no. Una anécdota bonita fue cuando Amado Hidalgo se fue una vez a entrenar con nosotros.
Hoy en día, por las redes sociales, dicen lo que la gente quiere oír. Aglutinan la queja, la lideran como queriendo decirle a gente: los defendí. Eso le representa una subida en rating y mejor cobro de publicidad. Los nuevos millonarios del futbol son en realidad los periodistas.
Yo al muchacho este de Canal 7… ¿cómo es que se llama?… Sandoval, yo una vez le dije que estudiara o llevara curos de entrenador para que incluso se los transmitiera a los compañeros. Lo interpretó mal y eso fue suficiente para echármelo encima.
Te llaman, te piden información que no podés compartir, alineaciones. Cuando se les dice que esa es información muy privada, reaccionan y te dicen que entonces van a seguir hablando mal de la institución. Muy difícil.
CDL: ¿Esta época no te pasó factura en tu salud?
En lo físico no, pero en lo mental sí. Es mucho desgaste, domingo, miércoles, domingo, más análisis de ocho o diez partidos por semana. Cuando había cambios de técnico me tocaba ver partidos de sus equipos anteriores para entender su sistema de juego. También cuando había un carajillo nuevo, lo mandaba a estudiar.
CDL: Oscar, vos sos un hombre joven. ¿Te ves de regreso en el futbol, con la Liga o estás muy a gusto en Hojancha?
Me queda aún pendiente la experiencia internacional. No lo pude hacer ni como jugador ni como técnico. Pero en este momento estoy con este proyecto. Yo casi que lo planeé para no volver. Renuncié a la de Panamá y a la de Irán (Selecciones). Yo tenía pendiente esta etapa de comercio muy muy ligada a mi crianza y herencia familiar. Es una novedad para mí y la disfruto mucho. Siento que puedo hacerlo y a la vez estoy aprendiendo. Me entusiasma una buena cosecha o un nuevo ternero. Por ahí leí algo que me pareció muy sabio y decía que uno debe cambiar de actividad cada 15 años, para retomar los bríos de lo que se está haciendo. Yo dediqué 30 años de mi vida al fútbol entre mi etapa de futbolista y la de técnico. También disfruto mucho a mis papás. Papá está deseando que lo lleve a la finca los fines de semana.
CDL: Oscar, ¿vos sos liguista o saprissista?
Allá fui yo solo a demostrar…nada más.
A mí que me retaron al decir que quien salía viejo de la Liga ya no servía para nada… yo no dije nada, pero aquello me lo guardé muy adentro, entre pecho y espalda.
Lo cierto del caso es que yo le he dado 15 años de mi vida a la Liga Deportiva Alajuelense.
CDL: ¿Dejaste alguna experiencia deportiva en el tintero?
Me queda la espinita de entrenar fuera de Costa Rica a nivel internacional, lo que no pude hacer como jugador. Un día de estos me la ¿saco? OJO No termina la oración
CDL: ¿Por qué vivís en Hojancha?
“Vivo aquí porque aquí todo el mundo me quiere. Son años eso sí. Antes de Rusia, yo quería sacar una marca de jugo con mi nombre, pero después de lo que pasó… quién va a querer comprarlo…” dice, mientras asoma una sonrisa cómplice bajo el poblado mostacho.
Nos despide en el garaje de su casa, donde aún guarda el “Corollita” que recibió como obsequio luego de Italia 90. Es claro que Oscar Ramírez cuida de cada una de sus palabras como también de sus afectos. En su tono apacible, proyecta más convicción que desafío. Mirada fija en su interlocutor lo mismo que un objetivo: Ganar. Superar toda suerte de obstáculos en la cancha y en la vida, diseñando paso a paso, la fórmula mental para conseguirlo. Es el tono de quien vive y proyecta la vida en “macros”, la vida en “cancha grande”; más allá de los “micros” del ego, de las agendas comerciales de la Prensa, del individualismo y de la adulación. Por encima de todo esto, estará siempre la importancia de una idea de grupo y de un plan de trabajo.
Como quiera que se le vea, es mucho lo que se le debe agradecer a San Casimiro. Como jugador, con tres campeonatos, un papel descollante en el verano italiano de 1990 y varios premios de mejor jugador del año; desafió con su técnica y calidad a aquellos a quienes le rechazaron por su tamaño. Retó también a quienes le consideraron viejo, o en mala forma, anotando decisivamente en dos finales.
Como técnico, desafió las opiniones de quienes se dicen expertos lo mismo que de los clamores chantajistas de la prensa, bien fuese con sus alineaciones o con cambios, no siempre bien recibidos, ni muchos menos comprendidos, pero generalmente acertados y eficaces .
Tejedor incansable de estrategias, Oscar deja su impronta histórica en el acierto de armar equipos y lograr propuestas colectivas a medida, para cada partido, cual si fuese una final. Dirigió durante 216 partidos, de los que ganó 121 juegos, empató 52 y perdió 43. La Liga anotó 364 goles y recibió 205. Se hizo con los campeonatos de invierno 2010, Verano 2011, Invierno 2011, Invierno 2012, e Invierno 2013. Obtuvo dos subcampeonatos y un tercer lugar, en los nueve torneos que dirigió.
Cuatro de sus campeonatos se los ganó a Herediano y uno a San Carlos. Se impuso sobre técnicos tales como: Alexandre Guimarães, Daniel Casas, Jafet Soto, Orlando de León, Marvin Solano, Luis Fernando Fallas, Ronald González, Claudio Jara, entre otros. En el plano internacional, disputaría las semifinales de la Liga de Campeones de CONCACAF, recordándose el histórico triunfo en el
Estadio Azteca frente al Club América de Miguel “el Piojo” Herrera. Se le recordará por haber logrado marcar una época de hegemonía rojinegra, con planteles que, salvo contadas excepciones; no disponía de descollantes figuras individuales.
Algunos aún confiamos en su “segundo tiempo” como técnico de la Liga. La historia reciente y su trabajo son muestras claras credenciales de su capacidad en todos los segundos episodios de vida. Oscar siempre ha sabido demostrar con silencios, inteligencia y buen fútbol lo que muchos difícilmente lograrían incluso con palabras.
Entre tanto, sea en Belén o en las alturas de Hojancha, una nueva faena sigue, nuevas ilusiones se tejen y Oscar Ramírez se reinventa.
