artículo DE LA SEMANA

JOsé Alexis rojas

Un cariño ganado a punta de atajadas, humildad… ¡y de un golazo!

Era una noche fresca del sábado 4 de febrero de 1995. La Liga Deportiva Alajuelense (LDA), en aquella inolvidable época de carnaval de Valdeir “Badú” Vieira, ganaba cómodamente ante Belén 2 a 0 en el Morera Soto. El segundo tiempo llegaba a los 22 minutos.

El rival no representaba mayor peligro y era de esos partidos que pintaba para goleada. Como en la época de Badú. Así fue esa noche. De pronto, una falta de los belemitas a casi dos metros de su área, por el sector derecho, generó uno de los momentos más recordados por el liguismo. Inolvidable.

“¡Alexis… llevás dos semanas practicando esa vara… suba… jale, yo me quedo atrás; jale, jale!”. Casi sonó a una orden proveniente no de cualquier compañero. Era Mauricio Montero, un tal Chunche, el capitán del equipo. José Alexis Rojas se asustó un poco. Volvió a ver al banquillo, recibió la aprobación del entrenador brasileño y ahí ya no lo frenó nadie. Absolutamente nadie.

“Me pasó de todo por la cabeza pero siempre sentí el apoyo de los compañeros. Era la primera vez que iba a patear un tiro libre en un partido y en ese momento estaban Rónald Gómez, Juan Carlos Arguedas, Luis Diego Arnáez….¡Imagínese si lo botaba!”, narró, aún emocionado, uno de los porteros más queridos por el aficionado rojinegro.

El Supermán confiesa que había entrenado decenas de tiros libres con sus compañeros de la portería Alvaro Mesén, Ricardo González y Leonardo Vega y no le iba nada mal. Tanto fue así que Vieira lo animaba a hacerlo pero en un partido oficial. Y ese momento llegó…hace ya 25 años.

“Recuerdo perfectamente que puse la bola pero se movió un poco. En ese momento ‘la bala’ Gómez me dijo que eso era una señal de gol. Tomé impulso…le di un derechazo a tres dedos y bueno…duramos como una hora celebrando”, recuerda entre risas Rojas. Así se gestó el mejor gol que hasta el momento haya anotado un portero en el fútbol costarricense. Y lo hizo un liguista de corazón.

Café, risas y anécdotas

José Alexis Rojas Pérez es el actual entrenador de porteros de las divisiones menores erizas. Le pedimos unos 20 minutos de entrevista y al final fue casi una hora de amena conversación que disfrutó tanto como nosotros. Para uno de los autores de Centenario de Leyendas fue un sueño hecho realidad, pues si hoy es liguista fue por este arquero, a quien imitaba en la selección del Colegio Calasanz.

No hubo que romper el hielo. Acababa de terminar la primera sesión de las prácticas de la U-15 y con fuerte café con leche nos dio la bienvenida. En cuestión de minutos comenzamos el recorrido por la carrera de un portero que para muchos debió estar en Italia 90.

Es sencillo, humilde, saluda sonriendo a quien se encuentra y físicamente parece que no se ha retirado. Ni un kilo de más, y en los partidos de veteranos se apunta a pasarla bien, ya sea de portero o delantero; de hecho, en la despedida de Josef Miso demostró no solo lo querido que es, sino también que lo bien aprendido bajo el marco no se le ha olvidado.

Esta leyenda, de tez morena y nacido en un pueblo ubicado entre Nandayure y Pilas de Canjel, se trasladó a San José a los 7 años con su familia en busca de un mejor destino. Barrio Cuba lo vio crecer, y como le sucede a muchos que luego se consolidaron en ese puesto, José Alexis no inició bajo los tres tubos sino como atacante en mejengas y en algunos partidos de canchas abiertas en La Sabana. Dice que metía buenos goles. ¿Le creen?

Alexis se considera liguista de corazón. No lo duda. Sin embargo, su carrera futbolística no empezó ni terminó con los colores rojo y negro. El Club Sport Herediano lo vio nacer en la portería, y el Municipal Osa fue su último equipo cuando aún la cuerda daba para más.

Odir Jacques fue quien lo hizo debutar con el club florense en 1984. Con esa divisa militó hasta 1989 y conquistó dos títulos nacionales. En esos años, desarrolló sus notables reflejos y una particular capacidad para detener penales.

Con el paso de las temporadas su calidad se incrementó y el carácter se le fue moldeando pues tuvo que abrirse paso entre arqueros de renombre como Jorge Arturo Hidalgo, Gerardo “Tiburón” Sequeira y Geovanny Ramírez Luna, entre otros.

¿José Alexis Rojas en el Deportivo Saprissa?

No todo fue color de rosa. Problemas del arquero con un sector de la directiva florense desgastaron la relación, al punto de que llegó el momento de un cambio de aires.

Fue así como una mañana de sábado, en julio de 1991, se concretó el traspaso de Alexis Rojas a la Liga Deportiva Alajuelense. En una rápida reunión en la oficina de Isaac Sasso (qepd), expresidente del Herediano, las atajadas del “Superman” estuvieron muy cerca de enrumbarse al estadio Ricardo Saprissa. Así como lo lee.

“Fue un momento muy complicado porque nosotros no teníamos representante ni nada de eso. Estábamos reunidos don Isaac y Fabio Garnier (qepd), presidente del Deportivo Saprissa, quien me ofreció casa, comida y demás pero las condiciones salariales no me convenían y pocos minutos después mi abogado contactó a Mario Chacón (qepd), presidente de la Liga, se pactaron ¢6 millones y listo”, recuerda Rojas.

Hoy, casi tres décadas después, confiesa que en un principio a Sasso no le agradó mucho la sonada transferencia pero la relación se mantuvo cordial. Siempre lo consideró como un padre, quien en todo momento estuvo atento a su formación y a que no le faltara nada en el equipo herediano.

El inicio de José Alexis en las filas manudas no fue para nada fácil. El guardameta no era del agrado del entrenador, Juan José Gámez. Recuerda que pasó casi dos meses entrenando por aparte junto al actual masajista Francisco “Gato” Álvarez, a la espera de ser tomado en cuenta en el primer equipo.

Con Gámez eso nunca se concretó y, como sucede en muchos casos, el cambio de técnico fue esencial para recibir su oportunidad. La llegada de Iván Mraz, en 1991, marcó el inicio de los mejores años de su carrera. Justo en el torneo de ese año la Liga volvería a ser campeón después de siete años de sequía de títulos.

A partir de ese momento la titularidad fue su gran compañera. Junto a ella llegaron las atajadas, el inolvidable gol de tiro libre, su retorno a la Selección Nacional y la consecución de cuatro títulos. El paso de cada torneo acrecentaba el cariño del aficionado el cual es evidente aún en la actualidad.

Un castigo de 15 partidos en un polémico clásico en el Morera Soto, con  monumental bronca incluida, marcó un final no deseado de sus días como liguista. La sanción abarcaba tanto tiempo fuera de las canchas que la dirigencia optó por prescindir de sus servicios y la denominada “Liga Pirata” de Estados Unidos se convirtió en su nuevo destino. Pero hay colores que no destiñen.

“Mis colores siempre han sido el rojo y el negro y cuando estaba en el marco los defendía al mil por ciento. Si uno es humilde Dios le da a uno la bendición, además, mi mamá es muy liguista”, detalla José Alexis, quien acude con suma frecuencia al Morera Soto.

La verdadera historia de la camisa de Pagliuca

Alexis no esconde que si bien jugar en la Selección Nacional representaba un gran orgullo y le dolió quedar fuera de Italia 90, al menos como tercer portero, lo desvelaba más la regularidad en su club y no perder la titularidad que tanto le costó ganar.

Eso sí, hay un capítulo en un partido de fogueo contra Italia que permanece en la memoria de muchos. Y por supuesto en la del propio guardameta, manifiestó este  seguidor de Andoni Zubizarreta, pero sobre todo del mítico arquero Hugo “el loco” Gatti.

El 11 de junio de 1994, en Connecticut, Estados Unidos, el combinado patrio enfrentó a los “azzurri” a solo seis días del arranque del Campeonato Mundial USA 94, al que los ticos no clasificaron. Los italianos tenían un gran equipo y la prueba es que Brasil no les pudo ganar en la gran final y fueron los penales los que les dieron la Copa.

Entre los principales jugadores destacaban Franco Baresi, el portero Gianluca Pagliuca, Alessandro Costacurta y, en especial Roberto Baggio, Balón de Oro 1993, estrella de la Juventus y llamado a ser figura en el Mundial, como así sucedió.

El partido terminó 1 a 0 a favor de Italia y, por supuesto, apenas el árbitro ordenó el final de las acciones hubo saludos de rigor entre unos y otros jugadores pero más de un costarricense tenía en la mira la camisa azul número 10 de Baggio, considerado uno de los mejores futbolistas del mundo en esos días.

“Mauricio fue el que me robó el mandado porque yo quería la de Baggio pero él llegó primero. Luego me encontré de frente a Pagliuca y entonces ahí fue donde me la ofreció y la cambiamos pero viera… no le quedaba … ¡ni podía ponérsela! (el exportero italiano mide 1,90 metros y pesaba 87 kilos en ese momento)”, rememora Rojas con una sonora carcajada.

Y la curiosa historia no termina ahí. José Alexis no solo se vino a Costa Rica con la camisa de Pagliuca, sino también con la de Baggio, pues los italianos tenían varias en los camerinos y le pidió una pero hoy ya no tiene ninguna de las dos. ¡Vaya paradoja!

“La de Baggio me la robaron en el aeropuerto de acá porque acuérdese de que antes abrían las maletas y le sacaban todo a uno. La de Pagliuca se la di a un sacerdote italiano de Puriscal muy querido y todavía estoy esperando a que me la pague”, concluye el exarquero entre más y más risas.

Trabajando pero en casa

José Alexis es de esas personas que lo hacen a uno sonreír con solo conversar pocos minutos. Sin embargo, el rostro se le apaga cuando recuerda los pasajes más duros de su vida y cuando se le consulta por la reciente sequía de títulos de la Liga.

El exportero siempre estuvo muy ligado a su padre, quien, herediano de cepa, lo guio en sus primeros pasos. Don Francisco murió de un infarto cuando él tenía apenas 15 años. Además, su mejor amigo, a quien recuerda en las típicas mejengas de barrio, falleció de cáncer. Verlo presa de la enfermedad en su última etapa fue un gol que aún le duele haber recibido.

Su pasado en el equipo y su amor por los colores también lo hace sufrir la etapa actual de no poder llevar ningún trofeo a las vitrinas del estadio. Sabe lo duro que es tanto para la afición como para los jugadores que el número 29 sea un objeto de burla. Lo vive en carne propia y le duele.

“Es un momento bastante difícil pero el liguista debe seguir apoyando. Le ha pasado a otros equipos. Tenemos jugadores que se están consolidando, y en el caso de la portería vienen buenos prospectos para arriba, viene Miguel Ajú, Keylor Díaz y Johnny Álvarez”, explica con una mirada más reflexiva.

Gracias a la intermediación de un directivo pudimos participar de un entrenamiento de porteros dirigido por Alexis. Fue una mañana inolvidable en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) para uno de nuestros compañeros en el que se pudo comprobar la entrega pero también el ánimo y enseñanzas que esta leyenda imprime a sus pupilos.

Terminamos destrozados pero él nos advirtió. “¡Si se mete aguanta papá y hace caso!”. Quisimos notar en carne propia no solo su pasión y metodología sino también el respeto que los jóvenes arqueros sienten por su mentor. Y así fue. Poco más de una hora bajo el sol de Turrúcares fueron suficientes.

Actualmente se siente en su propia casa trabajando en el del equipo de sus amores. Se nota a leguas. Con una mezcla de satisfacción y de compromiso, expresa que es una oportunidad esperada después de laborar con otros colores, y desea permanecer por mucho tiempo como pieza esencial de distintos proyectos.

Las fotos de rigor llegaron con el fin del diálogo. Eso sí, interrumpidas por los constantes saludos de José Alexis a quien se encontrara: “¡Qué me dice goleador!, ¡pura vida negro!, ¿Diay qué, pesa mucho ese marco (¡ja ja ja!)?”.

Se dice que la fama es pasajera pero la humildad es para siempre. Y eso es lo que destila el “Superman” Rojas, junto a recuerdos imborrables en la portería, con un golazo incluido.

“Badú nos daba sandía porque nos quitaba las ansias pero solo sandía, ninguna otra fruta”

 “En mi posición uno se gana las cosas entrenando y jugando bien, no hablando” 

“Me dolió no estar en Italia 90 como tercer portero”

 “Siempre me gustó el estilo de Hugo ‘el loco’ Gatti”