Artículo de la semana
Juan José Gámez
"El maestro"
“El “suéter” de Gámez, el No. 8 del equipo alajuelense lo pretenden miles de simpatizantes. El campeonato se ha conquistado, y Juan José, capitán del glorioso club, gestor del triunfo es prácticamente asaltado. No es para menos, es el No. 1 del fútbol nacional”. Así le destacaba La Prensa Libre del 10 de octubre de 1970, en un suplemento dedicado al campeonato obtenido este año frente al Deportivo Saprissa.
Puntarenense de nacimiento, golfiteño de crianza, salesiano de formación, provenía de un linaje de importantes educadores. Quizás por ello supo ejercer a su manera, este ministerio tanto en el terreno de juego como desde el banquillo. Su futbol se caracterizaba por una inusual y privilegiada visión de terreno de juego. Recuperaba y creaba juego, valiéndose de zancadas cortas pero rápidas en las que desplazaba con velocidad hacia la retaguardia[1], para desde allí emprender su avance al marco rival, sirviendo balones a delanteros que también marcaron época: Errol, el “Loco” Ulloa, “Cuca” Herrera, Oscar Emilio Cordero o Edgar “Torpedo” Núñez.
Por eso se le conoció como “La Hormiguita” Gámez, pues en sus botines parecían iniciar y terminar todas las jugadas, compensando su baja estatura y mediana figura, con un trabajo infatigable y una técnica exquisita, que lo convertirían indisputablemente en el soberano de las asistencias de su época.
Desde su debut en 1959, colaboraría decididamente en la obtención del campeonato de 1960, además de que fue protagonista en la inolvidable gira alrededor del mundo, donde logró encajar seis anotaciones y servir buena parte de las anotadas por los goleadores Juan Ulloa y “Cuca” Herrera.
[1] PASTOR PACHECO, José Antonio. Liga Deportiva Alajuelense, página 175.

“Si quieren conocer cómo jugaba, piensen en un Oscar Ramírez en su mejor época, pero con más pase-gol, corriendo por toda la cancha, con la cabeza arriba y un excelente manejo del equipo. Un líder, pero con mayor habilidad en el último tercio de cancha”, recordó su contemporáneo Carlos Watson. Desde las filas tibaseñas, Enrique Díaz Harvey, lanzó en fechas recientes una inquietante confesión en medios de prensa: “Desde pequeño en Limón cuando podía iba a ver a la Liga, me gustaba cómo jugaba, en especial Juan José Gámez, una vez cuando yo tenía diez años en un partido de Alajuelense en Limón me acerqué al camerino y él (Gámez), me dio un autógrafo en una servilleta y desde ahí me hice liguista de corazón[1]”.
Su temperamento y habilidad creativa le granjearían un decidido liderazgo manifiesto en la banda de capitán, que portaría en diversos conjuntos manudos con los cuales obtuvo cuatro campeonatos: 1960,1966, 1970 y 1971. Un gol suyo daría la victoria al equipo en el primer partido de la primera serie de final contra el Deportivo Saprissa, en enero de 1967.
Con la Selección Mayor integró la mayor parte de las convocatorias realizadas entre 1960 y 1970, actuando en un total de 45 partidos internacionales clase A y encajando un total de siete goles. Fue partícipe de gestas memorables como la victoria sobre México en 1961, el Bicampeonato Centroamericano y del Caribe (1960 y 1961) y monarca del I NORCECA de Naciones (1963). Con el combinado patrio viviría también un hecho más triste que insólito en el empedrado camino clasificatorio hacia las Olimpiadas de México 1970. Luego de una derrota en el 0 a 1 en el Mateo Flores, de la capital guatemalteca, se lograría una ajustada victoria 2 a 1 en el Estadio Nacional, sucedida por un 1 a 1 durante los tiempos extras; para un global de 3 a 3 en sendos enfrentamientos. En una época en la que todavía no existían las definiciones mediante lanzamiento de penales; el árbitro mexicano Abel Aguilar recurrió al lanzamiento de una moneda panameña (cinco centésimos de balboa), en presencia de los capitanes de ambos equipos, el tico Juan José Gámez y el chapín Jorge Grillo Roldán. Cayó escudo, favoreciendo a Guatemala y desvaneciendo la esperanza nacional de clasificar por primera vez a unos Juegos Olímpicos[2].
Permanecería como jugador activo hasta su retiro en la temporada de 1974; para entonces, alternaba su oficio de volanteo en la cancha, con la de entrenador del equipo de reservas. En 1975 fungió como director técnico del primer equipo hasta 1976.
[1] https://everardoherrera.com/index.php/futbol-costa-rica/76-futbol-nacional/53787-enrique-diaz-cuenta-por-que-fue-siempre-liguista-y-la-felicidad-de-ver-a-su-hijo-con-los-manudos
[2] Suerte Maldita. Una moneda lanzada al aire nos descalificó de las Olimpiadas 1968. La Nación http://wvw.nacion.com/ln_ee/seleccion/sele6/suerte.html

Durante 23 años en el banquillo en los cuales dirigió seis clubes, Juan José Gámez fue el maestro, de varias generaciones de jugadores que lo recuerdan como uno de sus mejores timoneles. Mauricio “el Chunche” Montero, lo reconoce como el técnico que dedicó tiempo, esfuerzo personal y toda suerte de consejos para que mejorase su técnica de administración del balón. mediante prácticas y ejercicios fuera del horario de entrenamiento regular. Y le decía “¿por qué Ud. ahora juega para Liga Deportiva Alajuelense…? Y aquí no puede salir jugando así ni reventarla como lo hace… a la bola se le trata con cariño.[1]”
Se le recuerda también como el D.T. de aquella Selección Nacional Sub 20, apodada por “Tano” Pandolfo como “los Carasucias”. Una descollante generación que goleó 3 a 0 en Mazatenango, a una selección mexicana repleta de “cachirules” (forros), venciendo en abril de 1988 a Estados Unidos, Jamaica, Trinidad y Tobago, Guatemala y Cuba para coronarse como campeones juveniles de CONCACAF. A su regreso del Mundial de Arabia Saudita de 1989, varios de los miembros de aquella pléyade tendrían diversas trayectorias en el equipo erizo, dentro los que cabe mencionar a Paul Mayorga, Alexander Víquez, Ronald “Carraco” Chaves, Oscar Valverde y Austin Berry.
A los 58 años, Gámez murió un 27 de setiembre de 1997 en Pérez Zeledón de un paro cardíaco. Dirigía entonces a un Club Sport Cartaginés, al cual había logrado ascender en 1983 y que en aquel momento ocupaba el liderato de tabla general, con las miras a recuperar un título que no saboreaban desde 1940. Su cuerpo fue velado tanto en el estadio José Rafael Fello Meza como en el Alejandro Morera Soto, antes de ser sepultado en el cementerio de Desamparados.
“El futbolista es un intelectual. Es el intérprete del fútbol. No necesita ser universitario para jugar bien. Yo creo que el balompié juega el que sabe, no el que quiere”[2], diría un Gámez, formador de formadores, a un medio de prensa en 1993.
Ronald González -uno de sus pupilos- defensa central y líder de los “Carasucias”; “stopper” y anotador en el Mundial del verano italiano de 1990, es quien actualmente comanda las riendas de la Selección Nacional mayor.
La vigencia de su legado aun vislumbra horizontes.
[1] Entrevista Mauricio Montero.
[2] Maestro de Muchos. Juan Jose Gámez, 50 años de puro fútbol. La Nación, 26 de Setiembre de 1997. https://www.nacion.com/archivo/maestrodemuchos/OIZ3VPIVLRDYTFOWIOAZGMTCPY/story/
