Artículo de la semana
LUIS ANTONIO MARIN MURILLO
Un capitán que anhela volver a casa
Cuando mencionan a Luis Marín en ocasiones se estila demasiado en destacar su entrega, coraje y siempre como una referencia dentro o fuera del terreno de juego. Sí. Todo eso va incluido. Pero acompañado de cifras que cualquier jugador desearía. Es el integrante de la Liga con más campeonatos nacionales en su historia, con un total de nueve y con más presencias en la Selección Nacional, con 126.
Ni había llegado a los 25 años y ya portaba la cinta de capitán sucediendo a Mauricio Montero. Jugó dos Copas Mundiales (2002-2006). En su etapa en el Maccabi Netanya de Israel, ganó el premio al mejor extranjero del torneo en su segunda temporada. Además, entró en la historia de San Carlos al obtener su primer cetro como técnico y el primero del club desde su fundación, en 1965.
Por eso, Luis Antonio Marín Murillo es mucho más allá que un símbolo de darlo todo en la cancha o de haberse convertido en un referente de la Liga Deportiva Alajuelense. Sus cifras son elocuentes. Son sinónimo de calidad y de constancia. De no amilanarse ante las adversidades. Él las vivió en carne propia y no fueron pocas.
Liguista desde la cuna, su ombligo quedó distante de Alajuela. Es oriundo de Concepción de Tres Ríos y fue en el Barrio Los Ángeles, en ese distrito brumoso, que dio sus primeros pasos como futbolista. No fue en simples mejengas de plaza, era el equipo de la comunidad. Ya a sus 13 años destacaba y, aceptando la invitación de un amigo, probó suerte en las “moscos” de la Liga. Le fue bien y así empezó esa historia con un indeleble tinte rojinegro.
El sacrificio estuvo presente desde temprana edad. Las carreras tras dos buses para llegar a tiempo a entrenar en Alajuela eran comunes. Almorzar de camino, empaparse de pies a cabeza rumbo o desde el Morera Soto eran comunes, pero la satisfacción era grande al notar la aprobación de entrenadores como Juan Diego Quesada o Juan Blanco.
Lo hubiera querido de esa forma pero su debut en primera división no fue con la Liga. Con Carmelita dio sus primeros pasos en la máxima categoría cuando el calendario marcaba 1992 y Luis Antonio apenas estrenaba la cédula. Fue una temporada de lujo en la que el cuadro de la barriada en lo más mínimo luchaba por evitar el descenso. Todo lo contrario. Hizo historia en ese torneo.
Marín forjó sus batallas iniciales con aquel Carmelita de Erick Lonnis y Álvaro Mesén en la portería y defensas recios como Ronald Mora o Franco Benavides. También fue compañero de Juan Cayasso, Álvaro Solano y Tomás Segura. Toda una escuela. Pero pasajera porque la Liga lo llamó de vuelta casi de inmediato.
En la temporada 1992-1993 Carmelita se ubicó entre los mejores siete equipos del campeonato e incluso clasificó a la segunda fase. Fue un capítulo de lujo en un equipo que generalmente lucha por escapar del descenso. Luis Antonio estuvo ahí y en primera fila, no sentado en la fría banca.
El director técnico de ese osado Carmelita fue Carlos Watson y comenta que nunca dudó en darle la titularidad absoluta a Marín. No le falló y destaca de él sus tempranas cualidades como futbolista pero también como persona. Lo describe como un muchacho muy callado pero siempre dispuesto a aceptar un consejo.
“Luis fue titular desde el primer partido. Yo usaba línea de tres en ese entonces y a él lo acompañaban generalmente Víctor Castro y Franco Benavides. Siempre cumplió, lo que más me llamaba la atención era la seguridad en su toma de decisiones. Era muy atinado en sus coberturas, en la anticipación y le daba muy buena salida al equipo,” menciona Watson.
El estratega sostiene que Marín va por el camino correcto en su actual etapa como entrenador. El argumenta lo sostiene no solo porque los resultados lo respaldan, sino también por saber esperar el momento adecuado y nutrirse de quienes más saben de una complicada materia, en la que no todos destacan.

Un debut de terror que le ayudó a forjar carácter
Todas las entrevistas de Centenario de Leyendas conllevan su esencia especial. En el caso de Marín, la conversación se dio en momentos no muy favorables para la Asociación Deportiva San Carlos. Aunque alcanzó el campeonato nacional, el torneo siguiente inició de manera muy irregular y los toros del norte estaban lejos de zona de clasificación.
Aún así, Marín no solo estuvo con nosotros dos horas -mucho más del tiempo que le pedimos- sino que mostró un genuino interés por la producción Centenario de Leyendas. Nos dio consejos, sugerencias y hasta eventuales alianzas comerciales. En todo momento sentimos estar frente a frente con un liguista de corazón. Pero ante todo una gran persona.
¿Es verdad que cuando inició su carrera usted era… delantero?
(Sonríe) Sí, claro, vea yo empecé como mediocampista ofensivo pero sobre todo delantero. Así fueron mis inicios… quizá como todo chiquillo. Yo no me perdía los partidos de la Liga en aquella época de los goles de Álvaro Solano y Gugui Ulate, por citar solo unos. No me iba tan mal pero fue a los 13 años ya en los infantiles que el entrenador en esa época, Juan Blanco, me vio características de defensor. Él me ubicó como defensa central y de ahí hasta mi retiro, aunque siempre me gustaba ir al frente si el equipo lo ocupaba.
Usted llegó en una etapa de fuerte competencia… Mauricio Montero, Javier Delgado… ¿Le fue difícil alcanzar la titularidad en la Liga?
El inicio fue duro es cierto. La Liga de verdad tenía un equipo muy fuerte en el 93 cuando yo llegué de Carmelita. Están todos esos que usted menciona pero también había otros defensores muy fuertes como Óscar Valverde y Ricardo Chacón. Para ser sincero alterné mucho la titularidad con la suplencia pero cuando jugué me fue muy bien y fui adquiriendo confianza. Le guardo mucho cariño pero evidentemente no era lo mismo Carmelita que la Liga. Yo fui totalmente titular ya con la llegada de Badú.
¿Cómo era esa Liga de Badú? ¿Era realmente solo alegría o había algo más?
Vea con Badú sucedió un fenómeno muy especial porque a su llegada el equipo estaba muy tenso, amarrado, estresado y cuando él llegó todo cambió en ese sentido. Le soy sincero, nadie sabía quién era él cuando lo contrataron pero nos dio motivación, satisfacción personal y, sobre todo, nos hacía creer que éramos los mejores jugadores del mundo. Así como se lo digo. Nos hablaba y motivaba mucho y con él el estadio siempre estaba lleno. Le confieso que en la parte táctica no había muchas instrucciones pero había estímulo en muchas otras áreas. Además era una persona muy culta. También le tengo que agregar que la Liga tenía un equipazo en esa época… Alexis, Delgado, Ricardo Chacón, Froylan, Washington Hernández, Arnáez, la Bala Gómez, Mauricio Montero… (nos dijo toda la alineación).
¿Cuál es el recuerdo tan especial que guarda de Manuel Keosseian?
Yo le estoy muy agradecido a Keosseian porque me dio mucha pero mucha confianza y me hizo creer aún más en mí. Él me hizo capitán cuando solo tenía 23 años y en la Liga había figuras como Mauricio (Montero), que aunque ya iba saliendo todavía tenía participación o Javier Delgado y otros. Pero él creyó en mi compromiso, en mi manera de comportarme dentro y fuera de la cancha y me dio esa responsabilidad y honor que siempre le voy a agradecer.
¿Cuál era su estilo como capitán, Luis?
Yo hablaba mucho con los compañeros. Con todos, suplentes, titulares y si había que hacerlo fuerte pues lo hacía pero nunca fui una persona de gritos o de ademanes excesivos o de llegar a pelear, jamás eso. Siempre fui progrupo y creo que mi comportamiento personal también fuera de la cancha fue siempre el mejor. Nunca me peleé con aficionados, prensa ni entrenadores o ahora con jugadores en mi etapa de director técnico.
¿Cómo fue su experiencia en Israel? ¿Tuvo temor en algún momento?
Vea, temor nunca pero sí un poco de incertidumbre cuando se me presentó la posibilidad, pues yo iba para allá con mi familia. Me informé mucho y con gente muy conocedora que nos hicieron entender que no había riesgo alguno. Fue una experiencia de vida, crecimos muchísimo en todo aspecto y futbolísticamente era una liga muy competitiva que me permitió estar en un muy buen nivel. En el club experimenté desarrollarme en una infraestructura deportiva de condiciones impresionantes. Fue una sabia decisión ir allá.
Usted sufrió y gozó en su carrera… ¿Cómo enfrentó los momentos en que lo tildaban de lento, que cometía muchos penales, que pedían su retiro?
Vea, por supuesto mi familia siempre ha sido una fortaleza, han estado en todas conmigo. Pero también debo señalar que yo soy una persona de mucho carácter, lo que tampoco que traducirse en pegar gritos. Yo sé que era lento pero sabía usar mi cuerpo y explotar otras virtudes como la anticipación. Además, mi vida privada siempre fue intachable. Siempre hacía trabajos extras en el gimnasio, nunca tuve lesiones graves. Destaco mi carácter. Por algo logré 126 partidos con la Selección Nacional.
¿Quién fue Jorge Luis Pinto para Luis Marín?
Es una de las personas de las que más he aprendido en toda mi vida. No solo en el tema del futbol. Vea, él trajo una metodología cuando llegó a la Liga totalmente innovadora como el análisis del rival y de nosotros mismos a través de horas de videos. Ahora todos lo hacen pero en ese momento -2003- era algo que no era normal. Pinto es un hijo de la disciplina, de la táctica, de la entrega y del profesionalismo. Si usted no le falla en eso no va a tener ningún problema con él. Ninguno. Él no es un ogro como lo pintan pero sí, el nivel de exigencia con que desarrolla su metodología no lo tiene nadie con quien he trabajado.
¿Y Óscar Ramírez?
Óscar es un gran estratega y la Liga le debe mucho a él en las dos etapas. Jugador y entrenador. Él es un conocedor de la materia, analiza a fondo a los rivales, no deja ningún detalle al azar y aunque quizá algunos no lo crean él usa mucho la tecnología, videos, cámaras hiperbáricas, etc. Además yo le estoy muy agradecido por el gesto que tuvo conmigo en el partido final contra San Carlos que quedamos campeones en 2011 en el Morera Soto, yo estaba lesionado y me metió unos minutos pues era mi último partido ya y pude festejar ese título jugando. Fue un gesto muy lindo.
Bueno, Luis, finalmente… usted, ¿qué? ¿Volverá a la Liga?
(Sonríe y se le nota emoción) Sí, sí, yo estoy seguro de que sí. No sé el momento, yo soy una persona de mucha palabra y en San Carlos hemos logrado cosas históricas. Ha sido un trabajo muy profesional acá pero… (vuelve a sonreír) en algún momento yo vuelvo por allá.
La conversación de casi dos horas en las oficinas en las instalaciones del Estadio Carlos Ugalde Álvarez, en Ciudad Quesada, pero con la mente 100% en la Liga Deportiva Alajuelense, terminó con anécdotas, recuerdos de tinte rojinegro y un genuino interés del que siempre daba la cara por la institución.
Es inminente que Luis Antonio Marín Murillo, quizá más tarde que temprano, volverá al equipo del que se enamoró siendo un chiquillo que se sabía de memoria la alineación de 1986: Alejandro González, Ronald Mora, Franco Benavides, Mauricio Montero…

“Yo en algún momento sé que voy a volver a la Liga… ya llegará.”
“Mi familia pero sobre todo mi carácter fueron esenciales para superar los momentos más duros de mi carrera.”
“Keosseian me hizo capitán a los 23 años y eso siempre se lo voy a agradecer.”
“Mis ídolos eran los de aquella Liga del 86-87. Alejandro González, Mauricio Montero… le puedo decir toda la alineación.”
