artículo DE LA SEMANA
Shirley Cruz traña
Capitana de hierro con estirpe rojinegra
No es una mujer de poses fingidas. De sonrisas falsas frente a una cámara o que necesite decir verdades a medias para no herir susceptibilidades. De hecho se le reconoce, más allá de su incuestionable e incomparable talento como futbolista, su carácter. Su valentía.
Dice las cosas de frente. No le gustan las comparaciones ni las entrevistas y defiende a muerte a sus compañeras pero si debe dar un fuerte regaño no le tiembla la voz en lo más mínimo. Llegó a la Liga Deportiva Alajuelense a ganar, a abrir trecha en el futbol femenino y no a figurar.
Shirley Cruz Traña ha cantado con La 12. Se ha enrojecido al recibir un homenaje de la Liga, institución que dice -y se le cree- llevar en el corazón. Confiesa que enloquecía celebrando los goles de Josef Miso y profesa una especial admiración por Wilmer López.
Es una atleta con suficientes títulos internacionales, no solo en cantidad sino también en calidad, que cuando besa el escudo rojinegro destila franqueza. Ni necesita ni tampoco le gusta mucho salir en fotos. Por eso es un honor para la divisa rojinegra que haya escogido Alajuelense Codea en la fase final de su brillante carrera deportiva.
“Algunos nacen alajuelenses, otros aprenden a amar estos colores, la historia, la identidad, y su gente hace que este club sea un amor incondicional. Estoy en casa, en donde todos somos iguales”. Fuertes palabras de una gran capitana. Ejemplo de superación y de lucha constante. Shirley estuvo muy lejos de nacer en cuna de oro. Todo lo contrario.

Infancia marcada por la adversidad
Pero no era una cuestión solamente de deseo y de ganas. Había calidad de sobra. Shirley dribló con relativa facilidad al machismo, a los comentarios en algunos casos despectivos y provenientes hasta de círculos cercanos. Ella prefería no poner atención y los títulos empezaron a llegar a pesar de su corta edad.
Pavas, distrito capitalino con múltiples adversidades pero también con destacadas historias de superación la vio nacer un 28 de agosto de 1985. Desde muy niña el futbol entró en sus venas pero, mucho más aún en aquella época, el machismo goleaba a cualquier intento femenino por patear un balón. Sus siete hermanos fueron vitales para adentrarla en ese mundo “selecto” que años después la vio triunfar.
De ella, quizá muchos solo conocen los triunfos en el país de la Torre Eiffel. Sin embargo, la futbolista jamás olvidará tres medallas de oro en los Juegos Deportivos Nacionales representando a San José y Alajuela. Mucho menos sale de su memoria un cetro de los Juegos Estudiantiles con el Colegio de Rincón Grande de Pavas.
Cruz fue creciendo con un balón siempre al lado y, muy genuinamente, fue experimentando una admiración por los colores rojinegros. Le encantaba anotar en cuanto partido jugara y a la vez celebraba sin nada de mesura los goles de Josef Miso y principalmente de Wilmer López, a quien considera un ídolo.
“Decirle que no a la Liga es como decirle que no a mi mamá, rechazar mis creencias y darle la espalda a mi familia”. Emotivo mensaje de la capitana y dueña de la número 10 cuando se concretó, después de crecientes rumores, su llegada al equipo femenino de Liga Deportiva Alajuelense.
“Desde niña el paseo de fin de semana era venir a la Catedral, a sentarnos en popular y disfrutar de buen fùtbol, sin espacio para lujos, bien desayunados para no antojarse de un pastel o un patí, había que ahorrarle a papi el gasto de traernos a todos. En el Morera Soto me enamoré del futbol, mientras pateaba una caja de jugos en un pasillo me imaginaba celebrando un gol frente a la popular”. Nada que añadir.

Un historial de lujo y que evoca respeto
A la Liga Deportiva Alajuelense no llegó cualquiera. Los pergaminos de Cruz son de lujo para cualquier futbolista. Mucho más razón si se trata de una mujer, a quien mandaron a lavar platos o le gritaban que hiciera tortillas, como si fueran a frenarle el ímpetu de trascender en un deporte que amará por siempre. No lo lograron.
Francia fue el destino en que más brilló su luz. Con el Olympique Lyon ganó seis campeonatos nacionales y dos cetros de la Copa Francesa. Por si fuera poco, obtuvo dos títulos de Champions League en forma consecutiva.
La deportista también dejó huella en el Paris Saint Germain, con el que fue subcampeona de Champions en dos ocasiones y subcampeona de Liga en cuatro oportunidades. La Federación Francesa de Futbol la eligió como la mejor jugadora de la temporada 2012-2013.
Las barreras culturales y de idioma tampoco fueron obstáculo para la primera mujer futbolista profesional de Costa Rica. El Jiangsu Suning de China fue su último destino internacional, en el que el crecimiento personal quizá fue más alto que el deportivo.
Como todo atleta de alto rendimiento, esta amante del gallo pinto que prepara su madre Marquesa, sufrió con las lesiones. Y mucho. Su rodilla derecha es amiga del quirófano y Shirley ha tenido que armarse de paciencia durante interminables meses en pos de una recuperación. Hoy, ella debe realizar trabajos diferenciados para evitar recargas y cumplir con planes de entrenamiento que incluyen muchas horas en el gimnasio.
En la actualidad, Cruz combina aulas universitarias con balones de fútbol. Se prepara para ser terapeuta física y aunque no le guiñe el ojo a convertirse en entrenadora, indiscutiblemente su futuro estará ligado al deporte. Sería, la verdad, un desperdicio para el país si eso no sucede.

¿Cómo es entrenar a Shirley Cruz?
Para la realización de este libro nos propusimos ir más allá. Quisimos conocer como es Shirley trascendiendo la fama, sus cetros y el haber dejado una huella imborrable en el futbol femenino nacional. ¿Pidió privilegios en una de sus últimas etapas como jugadora profesional? ¿Cómo se comporta con sus compañeras?
Sin duda alguna, Edgar Rodríguez Carranza es una voz autorizada. Es el director técnico de Alajuelense Codea y para él, a sus 37 años de edad, dirigirla representó todo un reto profesional. La experiencia hasta el momento ha sido mucho más que positiva.
“Sinceramente yo no la conocía antes de todo este proceso y conmigo ha sido absolutamente respetuosa, algo que le agradezco. Ella no quiere figurar ni mucho menos, lo que quiere es abrir camino para las demás muchachas y que el fùtbol femenino se profesionalice cada día un poco más. Ya en el plano deportivo su intensidad es sobresaliente, puede jugar en varias posiciones y su don de mando es más que notorio”, destaca Rodríguez.
El entrenador de las liguistas señala que Cruz se comporta de una manera totalmente profesional e infunde respeto absoluto entre sus compañeras. Incluso, cuando debe salir del país por algún viaje con la Selección Nacional, ella misma se comunica para saber como van las cosas con el equipo, lo cual aumenta la motivación dentro del grupo.
“Shirley infunde respeto pero no es solo una cuestión de su nombre. El talento lo mantiene intacto. Cuando ella recibe el balón ya tiene en la mente con mucha anticipación lo que va a hacer, es determinante en el uno a uno, es fuerte en el cabeceo… en fin el aporte va mucho más allá de su nombre, se plasma en la cancha”, manifiesta Rodríguez.
La trayectoria de Shirley dentro del futbol femenino será difícil, muy difícil de igualar. Es una historia plagada de adversidades y de un deseo de superación innato, que la llevó a ir mucho más allá de un balón de futbol. La transportó a las aulas, a la inversión y a pensar en lo mejor para su familia y para ella misma. Un honor que parte de su historia también esté teñida de rojo y negro.

Shirley Cruz sin tapujos
“Yo les digo a las jugadoras que estudien y no se engañen. Nosotras nunca tendremos salarios como los de Keylor Navas o Bryan Ruiz.”
“Yo no sé si podría ser entrenadora porque seguro mando a las muchachas llorando a la casa.”
“Hay actitudes en Costa Rica a las que yo no estoy acostumbrada, por ejemplo la impuntualidad.”
“Yo enloquecía celebrando los goles de Wilmer Lopez. Imagínese ahora que los anote.”
